Las grandes palabras no pagan el alumbrado, sino son los pequeños contribuyentes.
Las grandes palabras no señalizan los tramos peligrosos de carretera para que una madre no pierda a su hijo, ni pagan el sueldo a un médico.
Las grandes palabras no evitan que un juez no autorice que un moribundo done sus organos, porque esta de vacaciones y su suplente ausente.
Las grandes palabras de la politica no construyen la ciudad ladrillo a ladrillo...
El colegio al que yo, y mi padre antes que yo ibamos se cae a pedazos, la educación publica se pudre con la gangrena de la concertación indiscriminada.
Finalmente amputaremos la educación, y se quedará en simplemente publica.