La ciudad palpita, su carne pétrea es igual de cambiante que la nuestra. Su piel de acero muda como la de una serpiente engañosamente inmóvil e inmutable. Los siglos de piedras, ladrillos, ventanas, portales, arboledas, parques...en un solo segundo desaparecen y dónde antes estabamos hay un vacío a punto de ser construido.
Wednesday, May 02, 2007
Las ciudades te acogieron siempre con los brazos abiertos
Las ciudades te acogieron siempre con los brazos abiertos
niñeras madres dulcemente
durante mucho tiempo lloró
el hierro y la tierra fría
se abrió te tragó y te devolvió entero
al principio te creías libre
suelto pero pronto pusieron
los minutos chirriantes un grillete en tus pies.
Atado a la velocidad tenías un deseo
oculto y silencioso: seguir siempre adelante
entregarte al placer desgarrado que siempre pierde
lo que es y sin mirar atrás transforma
la vida en muerte y la muerte en vida
y saluda a la victoria en la derrota y siempre
se aleja se aleja.
Compañeros sensibles tus ojos
adormilados unieron tu mitad a su mundo
de la ciudad futura: y mendigos, prostitutas y rateros
niebla y hedores y el aluvión de gentes al atardecer
te envuelven poderosos te liberan
te atraen y te conceden el perdón y el instinto:
Levántate, échate tu carga al hombro y mira
la ciudad
te recibe con los brazos abiertos, cálidos y radiantes.
(Sigfús Dadason)
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