La ciudad palpita, su carne pétrea es igual de cambiante que la nuestra. Su piel de acero muda como la de una serpiente engañosamente inmóvil e inmutable. Los siglos de piedras, ladrillos, ventanas, portales, arboledas, parques...en un solo segundo desaparecen y dónde antes estabamos hay un vacío a punto de ser construido.
Saturday, April 21, 2007
Invocación litúrgica de Rita Barberá al Dios Eolo
-Oh, dios Eolo, hijo de Heleno y Orsís, cruel y esquivo tacaño con ventiscas y soplidos, te lo suplico, los barquitos no pueden ni correr medio metro y un deporte tan aburrido como la vela se convierte en insoportable!
En tu honor sacrificaré mil palomas, un ser porcino de naturaleza incierta que vive en el palco de Mestalla, un par de diputados zaplanistas, a Martinez Pujalte, y a mil vestales (Bueno, a esas no, me las quedo yo mejor).
Iä, Iä, sub Nigurath...
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