La ciudad palpita, su carne pétrea es igual de cambiante que la nuestra. Su piel de acero muda como la de una serpiente engañosamente inmóvil e inmutable. Los siglos de piedras, ladrillos, ventanas, portales, arboledas, parques...en un solo segundo desaparecen y dónde antes estabamos hay un vacío a punto de ser construido.
No comments:
Post a Comment